HISTORIA DEL COMPLEJO VISTAHERMOSA

CONOCE
la historia del COMPLEJO VISTAHERMOSA

El complejo urbano residencial Vistahermosa marcó un hito en los años 60. Una construcción innovadora de alberga viviendas, servicios y zonas verdes en su interior. Una construcción pensada para llevar una vida completa dentro de sus instalaciones fomentando la creación de comunidad y participación vecinal.

¿Qué tiene de ESPECIAL?

INTEGRACIÓN

Un espacio urbano pensado para la integración vecinal

Natural

Incorporando zonas verdes en su interior impropio de la época

Multidisciplinar

El residencial aúna viviendas con servicios y zonas de ocio

Un poco de
HISTORIA

El complejo residencial Vistahermosa fue proyectado por Juan Antonio García Solera‏‎ en 1962.

Esta urbanización está situada en el área de Vistahermosa, la cual limita al norte y al este con la periferia de la ciudad de Alicante, al sur con la Serra Grossa y al Oeste con el Barrio del Garbinet.

Construida en las afueras de Alicante en los años 60 del siglo XX, es un ejemplo de la mejor arquitectura residencial del Racionalismo Levantino. Situado en la Avda. de Denia, entre la ciudad de Alicante y Sant Joan, fue diseñada en 1962 y terminada de construir 4 años después. La urbanización está compuesta por numerosos edificios, en su mayoría residenciales, conectados entre sí por pasajes cubiertos. 

Se planteó desde su inicio como un barrio para la clase media, alejado del centro de la ciudad, y con dotaciones propias para que fuera, en gran medida, autónomo. Además del diseño de los edificios, hay un gran trabajo de urbanismo, otro de los puntos fuertes de Solera.

Todos los edificios están orientados hacia medio día para conseguir la mejor luz, con una altura escalonada para que los edificios delanteros no den sombra a los de detrás. Las edificaciones más características son sin duda las cinco torres traseras. Son los edificios más altos y los más visibles, pero, además, tienen una característica peculiar, su planta en forma de molino de 3 aspas.

La gran idea para la distribución

Lo que en principio puede parecer un capricho del arquitecto, es una de sus mejores aportaciones. Esta forma permite distribuir una vivienda por aspa, permitiendo que sean totalmente exteriores y tengan buena ventilación. Tan solo la puerta de la casa da al interior, a la parte central donde se encuentran los distribuidores unidos por las escaleras y el ascensor. El resultado son tres viviendas por planta, sin ninguna pared en contacto, lo que aporta privacidad y evita molestias.

Hace algunos años, la inestabilidad del terreno hizo necesaria una actuación sobre estas torres. La solución aplicada fue un añadido de hormigón de planta triangular que abraza la parte central de las torres desde su parte superior hasta su base.

El Complejo de Vistahermosa. Foto Iñigo Lanz
El Complejo de Vistahermosa. Foto Iñigo Lanz.

Este elemento, lejos de afear los edificios, los ha dotado de un toque brutalista, algo que enlaza con otras construcciones de García Solera, como la urbanización Las Torres.

Además de las torres residenciales, el complejo está dotado de otros edificios de diversos usos. Estas otras construcciones pretendían hacer, en gran medida, autosuficiente a este complejo alejado del centro de la ciudad. Se puede encontrar una capilla (algo corriente en la época), una escuela, un centro social o locales comerciales que albergaban desde restaurantes hasta una farmacia.

Un barrio diferente

La transformación de este entorno se inicia a finales del siglo XIX con la aparición de esporádicas viviendas en un paisaje de vegetación autóctona.

El proyecto de este conjunto residencial promovido por la Caja de Ahorros del Sudeste de España, después, Caja del Mediterráneo, y acogido a la Ley de protección para viviendas de renta limitada en su primer grupo, fue realizado por Juan Antonio García Solera en 1962, y se concluyeron las obras cuatro años más tarde, en 1966.

La edificación se levanta sobre un fondo vegetal ajardinado de diversas formas y tamaños. Las torres y los bloques se distribuyen en la parcela escalonadamente, con las primeras de mayor altura orientadas hacia el norte, procurando el máximo asoleamiento del conjunto, a la vez que, se consigue una contrastada composición de volúmenes y un perfil urbano de compensado dinamismo.

Por otro lado, los ligeros desniveles que la topografía del terreno aporta, son asimilados mediante un sugerente juego de escaleras, pasos peatonales y marquesinas que se cruzan a distinta cota. Entre los jardines, y conectados por las pérgolas, se crean espacios urbanos íntimos de indudable interés.

Casi un pueblo

El programa de este conjunto residencial pretendía albergar una población de tipo social medio, 1899 habitantes en total y una densidad de 430 h. por hectárea. Contaba, además, con los servicios sociales necesarios para dotar el conjunto, constituido en barrio satélite de la ciudad de Alicante, de la autonomía necesaria.

En cuanto a la tipología de la edificación, se imponía la diversidad: las 400 viviendas de que consta como el proyecto tenía previsto, se distribuyen en cinco torres de 16 plantas, con tres viviendas por planta, cuatro bloques de 10 plantas y diez de 5 plantas.

Además, el equipamiento de edificios complementarios, consiste en: un edificio parroquial, un equipo escolar, comercios formados por 12 tiendas y un supermercado, centro social que consta de cafetería y club para la juventud y un equipo deportivo, formado por un club y las instalaciones deportivas, (bolera, dos pistas de tenis, un campo de baloncesto, una piscina para adultos y una piscina infantil).

El espacio social más relevante lo constituye el centro comercial con la iglesia y el equipo deportivo que, situados en el núcleo central, se relacionan entre sí mediante pérgolas y pasos.

capilla complejo vistahermosa www4.coacv.org

 

El centro comercial prolongado con sus terrazas gira entorno a un parque infantil, de cota más baja. Y la Iglesia que integra una casa parroquial se vincula a una explanada que a modo de plaza tradicional, se conecta lateralmente con el espacio anterior.

Las circulaciones rodada y peatonal están resueltas separadamente, sin apenas interferencias. La primera recorre el perímetro del complejo, con ramificaciones en el interior en forma de «fondo de saco» para solucionar el aparcamiento y acceder mejor a las edificaciones. La circulación peatonal forma una red de caminos y sendas en el interior, que en ocasiones cubiertas por pérgolas, conectan adecuadamente los espacios colectivos y las construcciones.

Los cerramientos son de ladrillo visto, de «color claro y turbio», procedente de una cerámica valenciana. Los chapados de mármol de Borriol, «apomazado de color marrón», acentúan las impostas. La madera es de color blanco en la carpintería interior y las persianas mallorquinas, fijas o no, permiten tamizar y controlar la brillante luz alicantina. En el exterior, los pasos se resuelven con pastilla hidráulica tipo Benidorm blanca, y las escaleras con piedra natural caliza de Campello. Los porches están estucados por la parte inferior y acabados de gravín sobre el impermeabilizado de la parte superior.

vista general edificios complejo vistahermosa

Una distribución
singular

Las edificaciones singulares adoptan volumetrías diferentes: La iglesia es de planta rectangular y está delimitada por muros laterales de ladrillo que no llegan a tocar la cubierta inclinada. Este aspecto junto con la iluminación que le proporciona una vidriera en el presbiterio, contribuyen a lograr una gran liviandad. En la escuela las cubiertas son inclinadas de suave pendiente con lucernarios orientados a norte. Hacia el patio interior las fachadas son caladas y al exterior, más opacas, con paños ciegos en ladrillo visto y otros de ladrillo encalado.

Mejorando el concepto Urbano

La concepción y realización unitaria de este paradigmático complejo de los años 60 alcanza gran coherencia, resolviendo desde los planteamientos urbanísticos hasta los detalles decorativos en los edificios de uso común.

Y mientras que en algunos aspectos se hace eco de los postulados que la modernidad asume; edificación abierta, criterios funcionales para la implantación de las construcciones, planta libre de los edificios en altura sobre pilotis, separación de circulaciones, etc., en otros evidencia su puesta en crisis. Y así llama la atención la adopción de formas vernaculares, la libertad compositiva de volúmenes con edificios de diferentes alturas, la adopción de sistemas estructurales mixtos, etc.

Otro aspecto destacable es el tratamiento de los espacios colectivos y elementos de relación, espacios abiertos pero cubiertos, «espacios de transición» que parecen prolongar el interior. En los muros de ladrillo de los edificios singulares, que delimitan el espacio sin cerrarlo, se atisba una componente neoplástica que remite sin duda, a una indudable influencia miesiana.

Juan Antonio García Solera

Un gran arquitecto y
una gran OBRA

Juan Antonio García Solera fue el encargado del diseño y proyección de esta fantástica construcción de los años 60. Arquitecto español nacido en Alicante, se tituló en la Escuela de Arquitectura de Madrid, junto a otros arquitectos de gran prestigio pertenecientes a lo que vendría en llamarse “la segunda generación de la posguerra”.‏‎

Juan Antonio García Solera

Hijo de una familia humilde, tuvo que superar desde muy pequeño enormes dificultades económicas para convertirse en el arquitecto que quería ser. Mientras cursaba sus estudios tuvo la oportunidad de colaborar en el despacho de Rafael Fernández Huidobro, Catedrático de Construcción de la Escuela de Madrid. En esa época de las décadas de los 40 y 50, los conceptos de modernidad en arquitectura venían de la mano de Coderch, Fisac o Sostres, abriéndose paso lentamente frente a la enseñanza clasicista, lo que llevaba a una formación casi autodidacta.

Terminada la etapa universitaria, se estableció de nuevo en su ciudad natal, donde llevó a cabo la mayoría de su obra. Su trayectoria es un espejo de la evolución de la arquitectura en nuestro país; si bien en aquel entonces el racionalismo empezaba a despuntar en Madrid y Barcelona, que gozaban de una mayor apertura cultural, Alicante pertenecía a una periferia de España donde seguía prevaleciendo un sentido arquitectónico anclado en el pasado. Este fue el complicado panorama que se encontró García Solera en sus inicios.

Su arquitectura se caracteriza por la racionalidad sin una búsqueda de protagonismo, de una forma natural, profundamente influenciado por la manera de hacer de Mies, Jacobsen o Neutra. La relación entre función técnica y estética Bauhaus, la arquitectura de Alvar Aalto, así como su admiración por la perfección de la arquitectura americana, han perfilado igualmente su obra.

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COLABORACIÓN ÁLBUM FOTOGRÁFICO

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Estamos tratando de recopilar fotografías para recordar la historia del complejo. Algunas de esta fotos formarán parte del libro escrito por Javier García Solera, hijo del arquitecto de nuestra urbanización para poder ilustrarlo. Podéis enviar las fotografías a:

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